Diagnóstico:
Para diagnosticar este síndrome a una persona, esta debe tener tics durante por lo menos un año. Aunque los tics pueden ocurrir diariamente o de forma intermitente a lo largo del año, para emitir un diagnóstico de síndrome de Gilles de la Tourette, la persona no puede tener ningún período de más de tres meses de duración sin tics.
No hay ninguna prueba o test específico que permita detectar el síndrome de Gilles de la Tourette. En lugar de ello, el médico se centrará en los antecedentes médicos familiares y en la exploración médica realizada. A veces, los médicos acuden a pruebas de diagnóstico por imágenes como:
- Resonancia magnética (RM)
- tomografía computarizada (TC)
- electroencefalograma (EEG)
- análisis de sangre
Del mismo modo que este síndrome varía de una persona a otra, su tratamiento también presenta variaciones. La mayoría de tics no interfieren con la vida del niño ni requieren medicación alguna. Aun así debe tratarse la comorbilidad cuando exista. Por eso hay varios tipos de medicación que se utilizan y mejoran el trastorno de Tourette.
Los fármacos principales en el tratamiento del trastorno de Tourette son:
- los neurolépticos como haloperidol, pimozida, risperidona y olanzapina, observándose mejoría en hasta un 60-80% de los niños tratados.
- Otro fármaco no neuroléptico que puede ayudar es la clonidina, con una respuesta de hasta el 50%, aunque debe usarse con cuidado porque puede dar problemas cardiacos y de hipotensión.
A pesar de que el síndrome de Gilles de la Tourette no tiene cura, a veces los médicos recetan fármacos para ayudar a controlar los tics que empiezan a interferir en el rendimiento escolar o en la vida cotidiana del niño.Los síntomas por lo general son peores durante los años de adolescencia y luego mejoran a comienzos de la edad adulta. En algunas personas, los síntomas desaparecen por completo durante años y luego reaparecen. En unas pocas personas, los síntomas no se vuelven a presentar.
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